Los trastornos del espectro autista (TEA) son un conjunto de alteraciones que
afectan al desarrollo infantil. Se presentan durante los primeros años de vida
y se caracterizan porque los niños, en mayor o menor medida, no son capaces de
relacionarse, comunicarse, jugar o comportarse como los demás niños de su edad.
La forma en que se manifiesta varía mucho de un niño a otro, tanto en cuanto al
tipo de alteraciones como a su gravedad.
¿Cuál
es el origen de los trastornos del espectro autista?
Las alteraciones de los TEA se producen
porque existe un trastorno neurológico (nervioso) de base. La causa exacta no
se conoce, pero sí que existe un componente genético sobre el que pueden actuar
factores ambientales que precipitan su aparición. Algunos padres y, en
especial, las madres piensan que debió ocurrir algo durante el embarazo, el
parto, etc. que provocó el trastorno, lo cual no es cierto. En cualquier caso,
tiene que quedar claro que lo que les ocurre a los niños que presentan un TEA
no es responsabilidad de sus padres, no hubo manera de prevenirlo y, por
supuesto, nada tiene que ver con la crianza infantil.
¿Cuáles
son los síntomas característicos?
Los trastornos se van a presentar
principalmente en tres áreas del desarrollo:
1. Alteraciones en sus habilidades de
comunicación y lenguaje. Algunos niños no desarrollarán
un lenguaje hablado a lo largo de su vida. Otros comenzarán a hablar pero,
posteriormente, perderán su lenguaje. Los que sí desarrollan el lenguaje, lo
harán con ciertas características peculiares. Lo más característico es el que
el lenguaje no es utilizado para compartir experiencias y vivencias. A este
fallo de la comunicación con palabras se suma, además, cierta pobreza o
ausencia de la comunicación no verbal: gestos, posturas o expresiones faciales
que acompañan normalmente al habla o la sustituyen.
2. Alteraciones en sus habilidades de
interacción social. Estas personas tienen dificultades
para entender las convenciones y las normas sociales. Tampoco les resulta fácil
comprender las intenciones de los demás, desarrollar juegos y hacer amigos. En
consecuencia, el mundo social no les resulta fácil y con frecuencia se aíslan.
Las limitaciones sociales son especialmente importantes en la infancia y suelen
atenuarse poco a poco a lo largo de la vida.
3. Repertorio muy restringido de intereses,
comportamientos y actividades. Las
personas con TEA presentan intereses especiales, que no son frecuentes en otras
personas de su edad (fascinación por partes de objetos, piezas giratorias,
letras o logotipos, etc.), aunque lo más característico es que no comparten sus
intereses con los demás. El juego tiende a ser repetitivo y poco imaginativo
(hacer hileras, agrupamientos, fascinación por contar y repetir, etc.). También
pueden aparecer movimientos corporales estereotipados (aleteos, giros sobre uno
mismo, balanceo, etc.).
En ocasiones, el niño puede manifestar
también algunas características inusuales, como una gran sensibilidad a algunos
estímulos auditivos (sonidos), táctiles (tejidos, texturas…), olfativos e
incluso ante diferentes sabores.
¿Cómo
se diagnostica un trastorno del espectro autista?
No hay un test o prueba médica que diga
si una persona tiene o no un TEA. El diagnóstico se establece cuando se
observan los síntomas característicos.
¿Qué
tratamiento tiene?
No existe ningún tratamiento que cure
los TEA. Los niños con TEA crecen para ser adultos con TEA. Sin embargo, esto
no quiere decir que no existan tratamientos que mejoren su pronóstico. Hoy por
hoy, la educación individualizada y los apoyos especializados son las
herramientas más efectivas para favorecer el desarrollo. Con ellos, los niños
pueden desarrollar sus habilidades en diferentes ámbitos (social, de
comunicación, rutinas diarias y otros). Además, existe una tendencia a la
disminución de las dificultades en su comportamiento con el paso de los años.
Una visión llena de ternura es la que nos presenta el vídeo "Mi hermano de la luna", en el que una niña nos narra los síntomas de su hermano con síndrome autista.
Una visión llena de ternura es la que nos presenta el vídeo "Mi hermano de la luna", en el que una niña nos narra los síntomas de su hermano con síndrome autista.
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